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Por Noel Carrillo.
Nicolás Romero.- Estamos por concluir el año 2009 y maravillados nos mostramos ante tanto avance en la tecnología: consolas de video, teléfonos celulares que hacen tanto como una computadora, internet de banda ancha, cámaras digitales que toman detalles inimaginables, ultrasonido en tercera dimensión, vacunas contra la influenza porcina, comida instantánea al introducirla a un horno de microondas, entre otras muchas cosas.
Para obtener estos satisfactores es necesario el dinero, el cual se obtiene del trabajo duro y diario.
Parece esto una receta ¡infalible! y así es, nada más que en nuestro municipio, afamado por seguir siendo el paso a Villa del Carbón, carecemos de oportunidades de empleo, el cual garantizaría a sus habitantes el bienestar, entre el que se encuentra el descanso, el esparcimiento y la convivencia con la familia, los amigos y los vecinos; o ¿sólo el día de la fiesta del santo patrono es la única ocasión para hacerlo?
La derrama económica generada en otros municipios cercanos y la capital del país, llega a Nicolás Romero y quienes son beneficiados de inmediato con lo ganado en otros lados, son los comerciantes ambulantes que ni tardos ni perezosos, se extienden en nuestras calles y avenidas principales, esperando el fin de semana para ofrecernos productos, de diversas calidades y aprovechando las fechas próximas, nos cerrarán el paso hasta por veinte días y se llevarán el aguinaldo de los nicolasromerenses quienes sólo llegan a sus casas a dormir, luego de la chamba.
Días posteriores de que se retiren los ambulantes, el 6 ó 7 de enero, sus líderes se disculparán, pidiendo, a través de una lona, como sucedió el año pasado, la comprensión por las molestias causadas, completando estas disculpas con las que ofrecerá el gobierno en turno y dirán las autoridades que el comercio es fuente de empleo y la oferta de productos al alcance de todos los bolsillos es buena. Total, en época de vacaciones a quién se puede afectar con tránsito lento, desquiciaste y ruidoso.
Pobre Nicolás Romero, el primer día de diciembre fue inaugurada la tienda de autoservicio en el Puerto de Chivos, esta mega tiendota, se dio el lujo de que en el día de su apertura, también ofreció a los nicolasromerenses una hora extra de tránsito lento, ya que el semáforo y su cruce de acceso a su estacionamiento, convirtieron la noche en la peor de mucho tiempo. Desde luego la oferta de productos diversos de modo establecido y responsable es lo mejor, pero pensar en la comodidad y atención a los clientes, también se da en el entorno del lugar.
Volviendo a lo que otros tienen y que nosotros carecemos (los habitantes de este municipio) envidiemos a Atizapán de Zaragoza, lugar industrioso, comercial, de esparcimiento, nos ofrece empleo, diversión, variadas vialidades (también nos las cierra si quiere, lo digo por lo sucedido hace más de un año con un puente a la altura de las bodegas) Tepozotlán ofrece lugares turísticos y ecológicos donde se puede acampar, disfrutar de la naturaleza y recibir una plática de la importancia de cuidar el medio ambiente y qué decir de los múltiples eventos artísticos que se presentan año con año. Isidro Fabela, municipio verde con balnearios, comida rica y con un sistema de agua potable, el cual es capaz de ofrecer por cada uno de sus habitantes, hasta 300 litros diarios. Villa del Carbón, demarcación turística, famosa por la peletería, donde los lugares para acampar, remar en sus presas, bañarse y tomar el sol son ideales para los visitantes. Cuautitlán Izcalli, con un crecimiento demográfico enorme, tiene las zonas con mayor número de fraccionamientos de los municipios aledaños al nuestro (eso le permite ofrecer servicios con eficiencia) tiene vialidades para ir y venir a cualquier lugar, el Lago de Guadalupe es más limpio del lado que le corresponde a Izcalli, cuenta con centros comerciales, cines y restaurantes de prestigiados nombres; si no lo creen, hace pocos días el Gobernador del Estado de México, hizo el honor de inaugurar un complejo comercial de primer nivel, donde, desde luego, el poder adquisitivo de los Izcallenses se nota.
Bueno, también aquí se nota el poder de compra que tenemos, descontando los cientos de pesos que se van tan sólo en el pasaje de un sistema de transporte que deja mucho que desear, tanto en su servicio como en el estado de las unidades. A lo que voy, para quienes vivimos en Nicolás Romero, una visita al cine nos sale, por persona y si tenemos que pagar transporte, en un aproximado de ciento diez pesos, y eso, yendo en Miércoles, contando el refresco y las palomitas; pero como sale caro el pasaje, la película y las palomitas, hay quien con 110 pesos se va al tianguis compra una película pirata de quince pesos (por cierto la piratería es un negocio ilícito y ha aumentado en nuestro municipio a ojos de las autoridades) unas palomitas de microondas de seis pesos un refresco de catorce pesos, invita a dos o tres amigos, le pausa, le adelanta y si de plano está muy buena la vuelven a ver.
Con lo anterior algunos me reclamarán, por qué, describo, casi con envidia lo que hay en otros lugares y no resalto lo que tenemos. Claro que lo hago; hace unos dos años le preguntaron al presidente municipal anterior al actual, de Nicolás Romero, que cuál era el atractivo de este municipio a lo que respondió contundente ¡hay truchas! al menos hubiera descrito como son los lugares donde se crían o cómo se preparan.
Y sigue teniendo razón aquel personaje tan singular, quien por cierto hoy es diputado local. Si creen que podemos presumir de la naturaleza, esta nos respondió de una manera brutal en el año 2008 cuando los miles de litros de aguas negras arrojadas a los ríos y las toneladas de basura, causaron una fuerte inundación en la Colmena. Vialidades tenemos muchas, pero sólo unas cuantas nos llevan fuera de la demarcación. Cultura tenemos, tal como estacionar los automóviles donde se nos dé la gana, bloquear entradas y salidas de los vecinos, de hacer de nuestra plaza principal un mugrero y todavía presumirselo a los artistas que vienen a los festivales artísticos (no culturales, eso es distinto) Rendimos culto a personas electas por la democracia, cuando ellas debieran respetarnos y cumplirnos con lo esencial: buen trato, atención, pronta respuesta (al menos con un sí o un no), le rendimos culto a la despensa, a los bultos de cemento; a los cuadernos gratis, que pretenden darnos identidad y a la poquita agua que nos dan como una caridad; culto le damos a las promesas eternas de un corredor industrial, a un distribuidor vial, a lo pintoresco de los tianguis y sus olores ricos por su comida, los cuales al degradarse en la semana, sabemos que estuvieron allí; a un hospital que aún no se construye, con el que soñamos nos atenderán a todos en caso de necesitarlo.
Pobre Nicolás Romero, soñador por que dejó de ser villa para convertirse en ciudad, sin pensar en las consecuencias por cambiar de status, donde la inseguridad y la delincuencia aumentan; los coches, descansan una vez a la semana, la electricidad le roba sus estrella, las aguas negras enmudecen a los ríos y a sus aves viajeras, el tren se marchó para hacer de sus estaciones derroteros de micros y combis viejas; el ejido cosecha caras adormecidas de aquellos que salen pensando que hoy no los regañen por llegar tarde.
Estos párrafos no tienen la intensión de ofender a alguien en especial, las líneas se llenaron con lo que se escucha todos los días, con lo que se mira en un paisaje cada vez más extraño, al correr de los años. No pretendo educar, porque no es mi papel, pero las hojas de este periódico me permiten expresarme, por ello, en nuestros apuros, consideremos los nicolasromerenses dar algo bueno de nosotros. No es culpa de la administración actual que el municipio no tenga pies ni cabeza, pero sí será su responsabilidad, si continúa así.